La velocidad de la comunicación
A riesgo de ser un poquito pesada, en esta entrada vuelvo a hacer mención a los clubes de lectura a los que he acudido en las últimas semanas. Pero esta newsletter se llama conexión aleatoria por una razón, y es que no puedo evitar encontrar puntos de conexión —a veces un poco forzados, no nos engañemos tampoco—, y tengo la imperiosa necesidad de compartirlos.
Puedes escuchar el post narrado (por mí) aquí
El jueves pasado fui a mi librería de cómics de confianza, 7 héroes, donde se llevan a cabo varios clubes de lectura. Yo suelo aparecer de forma intermitente, como el Guadiana, según el libro pero también según me lo permite la vida adulta. Uno de los clubes es únicamente de cómic, y la elección de este mes era “Lo sabes aunque no te lo he dicho”, de Candela Sierra. Publicado por Astiberri, este cómic ha ganado este año el Premio Nacional del Cómic 2025, que se dice pronto. También ha sido galardonado con el Premio Autora Emergente de ACDCómic y nominado al premio Miguel Gallardo a la autora revelación en Cómic Barcelona.
En este cómic, donde las páginas no están numeradas, la autora, Candela Sierra, enlaza una serie de historias de formato hiperbreve; historias de escenas cotidianas que reflejan una falta de comunicación y narcisismo muy contemporáneos, con las que es difícil no sentirse identificada en algún momento. Durante la primera media hora del club se comentó nuestra percepción sobre el mismo. Había quienes se habían quedado con mal sabor de boca por el tinte pesimista de las historias, mientras otras personas aseguraban haber reído a carcajadas por las ocurrencias, y a otras les había hecho reflexionar.
Yo disfruté mucho de las historias, que si bien es cierto que ninguna es alegre, nunca pensé que estuvieran pensadas para emitir ningún juicio ni hacernos sentir culpables, sino exponer una realidad cotidiana con la que puedes sentirte más o menos identificada según tu situación. En concreto, pensé mucho en la “escucha en diagonal”, una derivada de la lectura en diagonal a la que el bombardeo de mensajes y contenido constante nos ha hecho acostumbrarnos: a leer rápido, quedarnos con el resumen, no fijarnos en el detalle. Otra escena que también me caló, dibujada en tan solo dos páginas, fue aquella en la que dos amigas chateaban por el móvil, y se superponían dos historias en la conversación: por un lado, una le contaba a la otra que una amiga había fallecido trágicamente, y por otro, la amiga le contaba que iba a salir de fiesta. Ambas narraciones se contestaban mutuamente, quitando hierro a un asunto triste, haciendo como si no pasara nada, sin estar ninguna presente en la historia de la otra.
Eso nos lleva a preguntarnos: ¿es esta actitud fruto de una respuesta ante la manera de comunicarnos a la que nos vemos abocados hoy en día? ¿es la herramienta —el móvil, Internet, las videollamadas, la mensajería instantánea— la culpable de las relaciones superficiales que nos dan la sensación de estar hiperconectados y al mismo tiempo sentirnos tan distantes?
Pensaba sobre esto cuando, por sorpresa, Fátima conectó por videollamada con la autora. Candela Sierra apareció en su escritorio, con su moño y su flequillo, saludándonos con una sonrisa, dispuesta a contestar a todas las preguntas que le hicimos sobre su cómic, su experiencia y su proceso creativo. Entonces pensé que, sin la tecnología, sin la posibilidad de comunicación instantánea, no habría sido posible que ese pequeño club de lectura de la esquinita de la península pudiera hablar cara a cara con la autora Premio Nacional de una manera tan sencilla. Y también, cercana, porque Candela es muy divertida y sincera, incluso compartió pantalla para enseñarnos los diagramas de cómo las escenas estaban conectadas y el por qué de los colores elegidos para cada una (y a mí no hay nada que me guste más que un buen diagrama)
Me vino a la cabeza entonces el siguiente párrafo que subrayé de “La mano izquierda de la oscuridad”, de Úrsula K. Le Guin —que también leí como parte de otro club de lectura, por cierto—:
“Los vehículos se mueven a una velocidad media de cuarenta kilómetros por hora (terrestre). Los guedenianos podrían dar mayor velocidad a estos vehículos, pero no lo hacen. Si se les pregunta por qué no, responden siempre: «¿Para qué?». Como si le preguntáramos a un terrestre por qué motivo todos nuestros vehículos van tan rápido. Todos contestarían «¿Por qué no?». Es una cuestión de preferencias. Los terrestres piensan que han de ir adelante, que es necesario progresar. La gente de Invierno, que vive siempre en el año uno, siente que el progreso es menos importante que la presencia.”
Úrsula K Le Guin acuñó el término “ansible” para referirse a la comunicación inmediata a largas distancias, y por supuesto, parte de su reflexión narrativa gira alrededor de lo que esto supone. Este párrafo, publicado en 1969, manifiesta lo que pensamos al leer “Lo sabes aunque no te lo he dicho”: la dualidad inmediatez y presencia. ¿Nos hace ser más rápidos estar menos presentes? ¿Vivimos en diagonal, en lugar de disfrutar el párrafo completo?
Como apunte, fue en 1969 cuando comenzó el programa “Resource Sharing Computer Networks”, conocida internacionalmente como ARPANET, y fue el primer año en el que se transmitió un mensaje entre dos universidades estadounidenses a través de lo que sería, en el futuro, lo que hoy conocemos como Internet (1)
Recomiendo ambas lecturas, pero sobre todo la de Candela, actual y contemporánea. Pienso que escribir estas entradas de la newsletter es una manera de preservar esta comunicación no tan instantánea ni rápida en un intento de estar más presente. Y se puede leer, o escuchar, en diagonal, esto es a gusto del lector.
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Bibliografía
- Bolt, Beranek & Newman (BBN). A History of the ARPANET: The First Decade (1981) https://apps.dtic.mil/sti/tr/pdf/ADA115440.pdf